En algunos casos, quizás no se encuentre motivo alguno de los problemas del niño; usted simplemente ve cómo su niño anteriormente feliz se vuelve retraído, enojado, ansioso o lloroso sin razón aparente.
¿Cuándo debería ver a un terapista su niño?
Los niños, especialmente los adolescentes, pueden mostrar cambios de humor, pero si sus instintos paternales le dicen que puede haber algo mal, confíe en ellos. Un terapista o psicólogo familiar registrado puede ayudar si su niño sufre de:
- Déficits de aprendizaje o atención (como TDAH)
- Depresión o tristeza que dura más de un día o dos
- Problemas comportamentales en el hogar o la escuela (mojar la cama, sensibilidad extrema, llanto o trastornos de alimentación)
- Agresión (peleas, destrucción de bienes, daño a otras personas o animales)
- Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba
- Ausencias o tardanzas injustificadas a la escuela
- Peleas por la custodia o cambios en los horarios de visita
- Cambios de humor graves o frecuentes
- Insomnio o sueño frecuente
- Retrasos en el desarrollo (caminar, hablar o ir al baño)
- Enfermedades crónicas o graves
- Acoso por los pares
- Aislamiento voluntario
- Una desmejora grave en las notas
- Comer mucho más o menos que normalmente (los adolescentes en particular)
- Signos de uso de drogas o alcohol (ojos rojos, comportamiento imprevisible, cambios de vestimenta o del círculo social)
- Quejas físicas (dolores de cabeza o estómago) sin una causa médica
- Pena profunda
- Abuso físico, emocional o sexual